¡Buenos días! La naturaleza ofrece elementos sensoriales con los que han jugado todos los niños del mundo a lo largo de la historia. Tocar el agua, mezclarla con tierra, hacer chocolate deshecho con barro, jugar con la arena seca de la playa, deslizándola una y otra vez entre las manos… Todas estas características permiten que en la naturaleza se desplieguen pluralidad de juegos, desde experiencias sensoriales, hasta el juego simbólico, pasando por las actividades más motrices. Y ninguno de los materiales que ofrece indican a qué o cómo jugar, permitiendo que sea el niño quién lo decida a cada instante, según sus necesidades y deseos internos. Este hecho tan importante, que sea el niño quién despliegue el juego de forma libre según sus propias motivaciones, junto con todos los beneficios adicionales que conlleva estar en ambientes naturales (relajación, actividad física, mejora de las relaciones, etc.) convierten a la naturaleza en el marco de juego ideal para los niño